Respecto al "debt ceiling" (techo de la deuda), es una expresión que ya conocíamos del verano de 2011 y que ha vuelto a primer plano en las últimas 24 horas. La razón, pues que el Tesoro americano ya está a un paso de volver a superar el techo (16,3 billones USD) y Geithner -secretario del Tesoro americano- ha enviado una carta al Congreso anunciando una serie de medidas extraordinarias para aplazar, en la medida de lo posible, la fecha de superación del límite. Aquí os dejo la carta, una lectura interesante y muy didáctica, donde se detallan las medidas y hasta donde podrían estirar (dos o tres meses) lo inevitable, superar el techo.
Pero antes de llegar a ese punto de la agenda política, dos meses pueden ser un mundo y sobre todo si tenemos un precipicio en medio, tenemos el "fiscal cliff". Para los que estéis cansados de escuchar este término sin saber muy bien a que se refiere y sus implicaciones, ahí van un extracto del Boletín Económico del Banco de España donde analizan muy bien este precipicio:
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El próximo 31de diciembre, si no media un acuerdo partidista, deberían expirar, una serie de paquetes de estímulo y de rebajas de
impuestos temporales, que se aprobaron en los últimos diez años.
Adicionalmente, se producirá una reducción automática del gasto
público —en un proceso gradual que se prolongará durante
diez años y que ascenderá a unos 1,2billones de dólares—. De este
modo, en enero de 2013 se podría producir una contracción fiscal
muy severa, el denominado fiscal cliff o «precipicio fiscal». De producirse este ajuste fiscal, la economía de Estados Unidos, que está en
una senda de recuperación aún no consolidada, se podría ver abocada a una nueva recesión. Pese a ello, la resolución de este problema está descartada antes de las elecciones del 6 de noviembre y los
riesgos de que se consume finalmente no son despreciables.
En el cuadro adjunto aparecen resumidos los principales componentes del precipicio fiscal y la cuantía en que reducen el déficit:
En total, el precipicio fiscal supondría una restricción presupuestaria de cerca de 610mm de dólares (alrededor de un 4 % del PIB)
en el año fiscal 2013 (de octubre de 2012 a septiembre de 2013).
Teniendo en cuenta el efecto negativo sobre el producto, este
ajuste reduciría el déficit público en algo más de trespuntos del
PIB durante el año fiscal 2013, de acuerdo con los cálculos de la
CBO. Solo ha habido un cambio en la política fiscal estadounidense de un tamaño parecido desde el final de la Segunda Guerra
Mundial: en el año fiscal 1969, cuando la restricción fiscal ascendió al 3% del PIB.
En los últimos meses se han publicado numerosos estudios sobre
las implicaciones que tendría el precipicio fiscal para el crecimiento. Las estimaciones dependen de los multiplicadores fiscales aplicados a las diversas medidas que entrarían en vigor en enero de
2013 y de los efectos adversos de la incertidumbre en torno a la
senda futura de la política fiscal, tanto sobre la confianza de los
consumidores y empresas como sobre los mercados financieros,
que ya habrían comenzado a apreciarse. La mayor parte de los
estudios apuntan a que el ajuste fiscal provocaría una fuerte desaceleración de la economía estadounidense (entre 1,3pp y 4pp,
dependiendo del estudio), que podría incluso propiciar una nueva
recesión. Adicionalmente, la contracción podría ser incluso mayor
si el Congreso no aumentara el techo de la deuda pública cuando
se alcance su actual límite en los próximos meses, una situación
de riesgo que ya se vivió en el verano de 2011.
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Un buen estudio que lo tenéis completo en la web del Banco de España (Boletín Económico, octubre 2012). Ahora volvamos a la agenda política americana que tanto dará que hablar en las próximas semanas. El nivel de polarización actual es tan alto que dificulta mucho la negociación rápida, efectiva y eficiente. Cualquier negociación se lleva al extremo, buscando réditos y desgastar al oponente. Y en ese camino hacia el extremo de la negociación la última palabra, como casi siempre, la tienen los mercados financieros. Quizás habrá que esperar a que estos últimos den el último empujón para que republicanos y demócratas lleguen a un acuerdo. Ya sucedió en el 2011 (último gráfico)
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